Www.zapatosdepiel.shop te enseña cómo tratar las ampollas de los pies. Estas lesiones son molestas y pueden provocar dolor e infecciones. En Zapatos Callaghan sabemos que la primera reacción de la mayoría es drenar el líquido y retirar la piel. Al hacer esto podrías empeorar la condición de la piel. Sigue estas recomendaciones para que sepas cómo actuar ante este problema.
¿Qué provoca la aparición de ampollas?
Las ampollas son lesiones en la piel causadas por la fricción o mucha presión. El roce excesivo entre el hueso en movimiento y las capas de piel provoca que las conexiones de esas capas se rompan. El área afectada se llena de líquido formando la ampolla. Pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo.
Los zapatos muy ajustados o mal calzados son la principal causa de la formación de ampollas en los pies. Pueden aparecer en los dedos, la planta del pie o los talones, dependiendo de dónde se produzca más roce. A veces pueden ser tan grandes que dificultan ponerse zapatos, pueden ser muy molestas y dolores.
Identificar este tipo de lesión es sencillo ya que se forma una bolsa acuosa. El líquido en el interior es claro, aunque a veces llega a dañar los vasos sanguíneos, provocando que también contenga sangre. Cuando el líquido es un poco más oscuro, es posible que exista una infección.
La bolsa de piel protege la herida. El líquido en el interior tarda unos días en secar por sí solo y luego se forma una nueva capa de piel. Por lo general, las ampollas no necesitan tratamiento especial y hay maneras de acelerar la cura. Pero cuando aparecen infecciones, provocan escozor o la persona sufre de pie diabético, es necesario consultar a un podólogo.
Prevenir las ampollas es el mejor tratamiento
Este tipo de lesiones en la piel no solo son molestas sino complicadas de cuidar. Por lo que es mejor tomar medidas para evitar que aparezcan.
En los deportistas y personas que disfrutan del senderismo son frecuentes las ampollas. Usar zapatos nuevos también suele ser motivo para que aparezcan estas bolsas de líquido en los pies. Por lo tanto, es imprescindible escoger zapatos cómodos y adecuarse a ellos antes de hacer cualquier actividad física.
Hay medidas de prevención más efectivas y más sencillas que otras. La idea es evitar tener que curar ampollas, reducir el dolor y que puedas continuar con tus actividades sin problemas.
Para lograrlo, lo primero que debes fijarte es en el calzado. Los zapatos deben ser cómodos y de la talla correcta. Como la fricción es lo que provoca las ampollas, evita que el pie se mueva hacia adelante y hacia atrás. Ata bien los cordones para que el zapato quede fijo.
Usa calcetines absorbentes, en especial si vas a practicar algún deporte. Estos actuarán como una capa de protección extra para tus pies y evitarán que se irriten. Además, los mantendrán secos durante la actividad. En ocasiones es conveniente usar doble capa de calcetines. En este caso, los primeros deben ser muy finos para que no afecte la talla del zapato.
También puedes lograr que los zapatos sean más cómodos utilizando plantillas u otros dispositivos ortopédicos. El principal inconveniente de estos es que solo protegerán de ampollas en la planta del pie.
Otra manera es utilizar parches en aquellos puntos donde es más probable que aparezca una ampolla. Se pueden colocar casi en cualquier parte del pie, menos entre los dedos. Sin embargo son una manera muy efectiva de reducir la fricción. Los parches duran mucho tiempo y no los afecta la humedad.
Proteger la piel
Utilizar antitranspirantes, talcos, astringentes y lubricantes son alternativas muy populares para prevenir ampollas. Sin embargo, no son las más efectivas. En su mayoría protegen por muy poco tiempo y en el caso de los astringentes aún no está comprobada su efectividad.
En cambio, hay otras maneras con las que sí lograrás proteger mejor la piel. Por ejemplo, colocar vendaje protector alrededor del pie es muy popular entre deportistas. Las desventajas de esta práctica es que toma tiempo perfeccionarla, lleva minutos colocarla y el sudor puede afectar el pegamento de las cintas.
La medida más efectiva es adaptarse a los zapatos y prepararlos para la actividad que vas a realizar. Si te vas de excursión una semana no te llevarías unas botas de montaña recién compradas porque te harán daño. Antes tienes que “estrenarlas” para que se ajusten a tus pies. Lo mismo sucede con unos zapatos de tacón, lo más recomendable es caminar con ellos antes que estrenarlos.
Presta atención a los puntos de contacto
En ocasiones no es posible aplicar alguna de estas medidas antes de iniciar la actividad que tienes en mente. Sin embargo, tienes una última oportunidad de prevenir la aparición de ampollas.
Antes que se forme la burbuja la piel enviará señales de dolor e irritación. Para detener la ampolla tienes que atender a estos signos de inmediato. La manera de hacerlo es con alguna de las recomendaciones anteriores.
Aquí el inconveniente es que necesitarías tener contigo todos los implementos para atender la ampolla que se está formando. Esto no siempre será posible, así que lo mejor es hacerlo antes de salir de casa.
¿Cómo tratar las ampollas de los pies?
Es importante mantener las ampollas limpias y secas. El contacto con el aire ayudará a que curen más rápido. Mientras estés en tu casa puedes mantenerla descubierta, pero antes de salir cúbrela para disminuir el riesgo de infección. Si la ampolla se ha reventado, es mejor tenerla cubierta siempre.
El tratamiento adecuado dependerá del estado de la ampolla, si está rota o no. La idea es disminuir el dolor, prevenir infecciones y acelerar su cura.
Ampollas sin reventar
No caigas en la tentación de drenar el líquido porque esto podría provocar una infección. Cúbrela con un parche absorbente, evitando que el pegamento quede sobre la ampolla. Cuando el líquido drene, estará protegido.
Reduce la presión y la fricción en la zona afectada. Presta atención a las posibles señales de infección.
Para curar ampollas del pie rápido puedes aplicar algunos tratamientos caseros que aceleren la eliminación del líquido. Puedes aplicar gel de aloe vera, el que obtienes directo de la planta, para reducir la inflamación. Sumergir los pies en agua tibia con sal durante 15 minutos también te ayudará a curar pronto.
Otra alternativa casera es colocar unos dientes de ajo sobre la ampolla y dejarlos allí durante 10 o 15 minutos. Sujétalos con una venda y al retirarla no puedes lavar los pies, para que el efecto se mantenga.
Ampollas rotas
En caso de que la piel sobre la ampolla se haya desgarrado, pero no se haya caído por completo no la retires. Cúbrela de la misma manera que el caso anterior. Es muy importante que el parche tenga el tamaño apropiado para que el adhesivo no quede sobre la ampolla.
Aplica un antiséptico antes de cubrirla y monitorea para prevenir una infección. Si sientes dolor, hay pus dentro de la ampolla o la piel alrededor se pone roja, visita un médico. Cuando manipules la ampolla ten las manos limpias.
Para curar una ampolla del pie infectada, lávala con cuidado con agua y jabón. O utiliza suero fisiológico. Luego seca bien, aplica el antiséptico y cúbrela.
Curar ampolla pie reventada
Este es el caso más delicado porque la herida está expuesta y es más propensa a infectarse. Aplica un antiséptico y manténla cubierta el mayor tiempo posible con apósitos hidrocoloides. Así la mantendrás protegidas de rozaduras y de gérmenes.
Si tienes que utilizar zapatos y la ampolla aún no se cura, es importante que esté siempre protegida para así reducir la fricción en el área. Recuerda que estas lesiones es mejor prevenirlas y tomar medidas a tiempo.
¿Tienes algún otro consejo sobre cómo tratar las ampollas de los pies? Nos gustaría escuchar tus recomendaciones, déjanos un comentario.
Fuente infografía
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